sábado, octubre 08, 2005








Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla por saber que era la rosa más bella del jardín.
Un día comprendió que la gente la miraba sólo de lejos y no se acercaba a ella.
Se dió cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato, el sapo muy obediente dijo:" Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
Le dijo entonces : Vaya que te ves mal ?Qué pasó?.
La rosa contestó: Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo sólo contestó: Pues, claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la rosa más bella del jardín.

Anónimo

Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o porque simplemente consideramos que " no nos sirven para nada".
Dios no hace a nadie para que esté sobrando en este mundo, todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos hace un bien del cual ni siquiera estamos conscientes.

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